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Mis aprendizajes durante el Foro de Periodismo Gastronómico.

flpgLa semana pasada asistí al primer Foro Latinoamericano de Periodismo Gastronómico que se llevó a cabo del 23 al 25 de noviembre en Ciudad de Panamá. Me inscribí siguiendo un impulso y sin estar segura de si tendría mucha cabida en el evento, pues no soy periodista, ni chef y mucho menos crítica culinaria. Aún así, el programa que anunciaban en la página web del evento, despertó en mi un gran interés dada la variedad de temas y la calidad de los ponentes. Pensé que quizás me brindaría herramientas para mi nuevo emprendimiento, el cual consiste en ayudar a la gente, a través de coaching, talleres y este blog, entre otros, a adoptar estilos de vida más saludables y sostenibles con el medio ambiente, lo cual incluye la toma de mejores decisiones a la hora de comer.

 

El foro comenzó con una introducción de Luciana Bianchi, líder mundial en gastronomía. Apenas nos contó un poco acerca de su experiencia como chef y como autora y crítica culinaria con más de 20 años de experiencia, publicando artículos y libros sobre gastronomía alrededor del mundo, supe que estaba en el lugar indicado. De entrada, nos hizo caer en cuenta de la responsabilidad que tienen todas aquellas personas que escriben sobre temas de gastronomía, dado que sus escritos no solo pueden ser leídos por multitud de personas, sino que éstos últimos pueden llegar a ser influenciadas por sus análisis, y pueden a su vez influenciar a otro. Hoy en día, con el poder de las redes sociales y el aumento del número de aficionados por la gastronomía o los llamados “foodies”, hace que cualquier post o foto llegue a los seguidores y potenciales lectores de manera mucho más rápida. Esto puede ser bueno, si lo que se está comunicando a través de un artículo, un blog o una cuenta de instagram es de buena calidad y es reflejo de un análisis profundo, informado y sobre todo curioso. Pero puede tener efectos indeseados, sobre todo en los chefs, trabajadores de restaurantes y demás personas involucradas directa e indirectamente en el tema que se este tratando en un artículo determinado, si la información es generada por alguien que no conoce del tema.

 

Su llamado a que nos volviéramos más curiosos por saber sobre el origen de todo lo que comemos, las nuevas propuestas de los chefs, o los ingredientes tradicionales, entre muchos otros, me llenó de inspiración para seguir adelante con mi proyecto. Estoy de acuerdo con que si todos supiéramos más acerca sobre el origen de nuestros alimentos y sobre el proceso y trabajo que conlleva el tener estos alimentos en nuestras mesas, tal vez comeríamos de manera diferente, apreciando y sacando mayor provecho a los alimentos.

 

De igual manera, la escritora Jody Eddy, autora de varios libros y columnas gastronómicas , me hizo caer en cuenta sobre la gran oportunidad que tienen los comunicadores en poder contarle al mundo sobre las nuevas iniciativas en materia de gastronomía que se estén gestando alrededor del mundo. Con esto se refiere al trabajo de chefs, agricultores, activistas y demás personas que han decidido incursionar con ideas que generen un impacto positivo en la gastronomía misma y por ende en la sociedad y el planeta. Tal es el caso de los periodistas que se han encargado de contar la historia de personajes tales como los chefs creadores de la revolucionaria cadena de restaurantes Locol, la cual tiene como objetivos poner al alcance comida “rápida” de muy buena calidad y llena de nutrientes, o de la activista Ann Cooper, quien promueve comida saludable en colegios de Estados Unidos, o de la nueva generación de chefs como Rene Redzepi, quien ha trabajado por la redefinición y pulimiento de la Dieta Nórdica, enfocándose en sus suelos, clima geografía, tradicional y demás aspectos únicos de esa región.

 

Lo anterior genera en mi gran motivación, ya que me invita a buscar maneras para comunicar acerca de la importancia que hay para que conozcamos más acerca de las maneras que podemos incorporar una dieta que sea deliciosa a la vez que sana para el cuerpo y para el planeta. Es decir, me empuja para seguir en mi búsqueda de maneras en las que podamos ayudar a cambiar el mundo mientras nos damos unas sanas comilonas.

 

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